Volu-¿qué? [Priv. Völundr]

Aquel era uno de esos días en los que mamá, viendo que habíamos acabado pronto con los deberes que nos habían mandado, nos mandaba tareas que hacer para ir ella más desahogada con la casa. Mientras que a Quartz le pidió ir a la panadería, ese paraíso para cualquier niño que se preciara, a mí me mandó a la tienda de fruta y verdura. Tampoco estaba tan mal; la cantidad de colores, olores y sabores era bestial, y lo único que tenía que hacer era esquivar los puerros y las acelgas. Afortunadamente ese día me lo podía permitir; no estaba en la lista de lo que tenía que comprar.

En la tienda ya me conocían, así que simplemente le pasé la lista a un empleado aburrido y entre ambos pudimos terminar la compra en seguida. Tras haberme armado con todo — medio melón, lechuga, un poco de patata y alcachofas, entre otros — marchaba a mi ritmo en dirección a casa. Pero claro, como todo estaba siendo muy fácil, tendría que aparecer algo que me interrumpiera un tiempo.

Ese algo fue la potente presencia de un señor que tenía pintas de ser más bestia que masticar bolas de pinchos... Y parecía estar teniendo algo con otro tipo que daba la peor impresión posible. ¿Quizá era un ladrón que había ido a robarle sin darse cuenta del miedo que daba solo mirarlo?