Sue Feuerstein

Sue Feuerstein Feuer zieh mit mir

• Edad: 20 años
  
• Facción: neutral
  
• Afinidad: fuego
  
• Especialidad: inteligencia
  
• Mundo Natal: Villa Crepúsculo
  
• Atracción sexual: asexual
  
• Apodo: canijo, rata de biblioteca
  

A pesar de sus escasos 1.58m de estatura, de sus delicados rasgos y del frío azul de su único ojo, su alma es de fuego. Y eso es lo que es exactamente el joven Feuerstein: ardiente. Abrasador como el sol de mediodía que, curiosamente, no dudaría en quemar su paliducha piel.

De cabellos blanquecinos y cuerpo raquítico. Su físico lo delata como alguien enclenque y debilucho; ¡cómo se nota que lo único que han sostenido sus delicadas manos han sido sus preciados tomos de encantamientos!

Y es que Sue es exactamente lo que ves. Transparente como el cristal y tozudo como una mula. Así de simple. Sin trampa ni cartón.

En definitiva, un polvorín a punto de explotar.



Ardiente, cínico y terriblemente impaciente. El repelente ratón de biblioteca. Un mocoso consentido con una —aparentemente— desmedida confianza en sí mismo.

Sus rasgos son tan finos como la delgada línea entre respirar profundo y mandar todo a la mierda que tanto se empeña en sobrepasar. Su paciencia es como su estatura; muy corta. Pero, ¡shhh! Ni se os ocurra decírselo a la cara. Ni siquiera pensarlo y, mucho menos, musitarlo. Y es que, como cualquier otro adolescente impulsivo, Sue es de mecha corta. Desconfiado, beligerante y poco propenso al cambio. ¿Cambiar el corte de pelo? ¿La disposición de los muebles? ¿Mover la silla cinco centímetros a la derecha? Para qué. Sea lo que sea, no esperes contar con su aprobación.

Ácido como un limón verde y quisquilloso como el que más. Entre sus hobbies favoritos constan quejarse, sacar puntilla a absolutamente todo y pillarse la pataleta de turno cuando —¡oh, sorpresa!— no se le toma en serio. ¿Masoquista? Pues va a ser que sí. Eso o inconsciente.

Intransigente, quejica y refunfuñón. Se las da de maduro, responsable y capaz, pero, a decir verdad, aún le queda mucho camino por recorrer. No puede esperar a crecer, a convertirse en hechicero. En el adulto responsable que todo el mundo espera.



Sue es originario de Villa Crepúsculo y, desde que tiene uso de razón, ha vivido la mayor parte de su corta existencia en la Torre de los Misterios donde ha seguido a rajatabla las enseñanzas del poderoso hechicero Yen Sid.

Todos los días son más de lo mismo; entrenar, recitar encantamientos uno tras otro, perderse entre las hojas de los tomos que van a parar a sus manos… ¡JÁ! Pobre iluso. ¿Habéis visto la película "Fantasía" y, más específicamente, el corto "El aprendiz de brujo"? Entonces, ¿recordáis al Rey Mickey como chico de los recados del mago? Pues más de lo mismo solo que, a diferencia del monarca en su juventud, el joven Feuerstein cree que cargar esos pesados cubos de agua son una parte fundamental de su entrenamiento. ¿Entonar sortilegios? ¿Preparar pócimas? Asegurarse de que las letrinas estén relucientes y de que la túnica de su Maestro no tenga ni una arruga y que las escobas no se rebelen, más bien.

Para él, no existe nada más allá de las murallas del castillo o de las escarpadas colinas verdes. Y, en caso de que lo hubiese, ¿a quién le importa?

Como dijo Oscar Wilde: “Juventud, los jóvenes la echan a perder”.

Chiquillo tonto e insensato.